En su reciente visita a Jalisco, realizada el sábado 19 de agosto, Adán Augusto López dejó entrever la persistencia de divisiones internas en el seno de Morena en la entidad. La presencia de dos grupos claramente delineados sugiere que la unidad del partido sigue siendo un desafío, como ha sido una constante a lo largo de su historia.
La jornada en Jalisco mostró un escenario en el que las diferencias dentro de Morena se hacen evidentes. Sin embargo, al ser cuestionado sobre la posibilidad de desunión, Adán Augusto López optó por negar explícitamente tales afirmaciones. Afirmó que, si bien hay tensiones internas, la narrativa de división no representa la totalidad del panorama.
López no dejó pasar la oportunidad para señalar la presencia de elementos disruptivos en el partido. En sus declaraciones, afirmó que existen individuos con intenciones de sabotear el movimiento de Morena. Se refirió a ellos como “gatilleros” que buscan minar la cohesión y el avance del partido. Aunque no ofreció nombres ni detalles específicos, su mención de esta amenaza sugiere una lucha interna por el control y la dirección del partido en Jalisco.
Esta visita de Adán Augusto López a Jalisco deja en evidencia la complejidad de la situación política en la entidad. Aunque el líder de Morena niega públicamente la división, las señales de fricción y la existencia de grupos distintos son difíciles de pasar por alto. La lucha por el control interno y la presencia de elementos disruptivos añaden una capa adicional de desafío a la consolidación de un frente unificado en el estado.